Yin Yoga en torno a la meditación (y más)
Cada cierto tiempo ‘se inventa’ un nuevo estilo. A quienes huyen de las modas, les diremos que se acerquen al Yin Yoga porque verdaderamente es un regalo
“Mi vida ha estado llena de terribles desgracias, la mayoría de las cuales nunca sucedieron.”. Michel de Montaigne
Experiencias
Recientemente se ha hecho público que la Sugar Research Foundation (SRF), o Fundación para la Investigación sobre el Azúcar, durante los años 50 y 60, pagó a científicos para que obviaran los peligros del azúcar relacionados con la salud cardiovascular y culparan a la grasa de la elevada tasa de infartos, señalando a las grasas y al colesterol como los principales culpables dietéticos de las enfermedades del corazón.
Hoy en día, conocidas marcas de refrescos de cola también financian estudios científicos para ocultar los peligros que entrañan sus refrescos azucarados en nuestra salud. Por cierto, una lata de esos refrescos contiene 10 cucharaditas de azúcar, el 100% de la dosis diaria recomendada por la OMS, que nos sugiere disminuir la ingesta de azúcar a 25 gramos diarios.
Sin olvidarnos de los peligros de las grasas saturadas, parece que el exceso de azúcar en nuestra dieta es el principal factor de riesgo para nuestra salud coronaria. Por ejemplo, la aterosclerosis se debe más a la acumulación de azúcar en sangre que a la acumulación de colesterol. Muchos cardiólogos y cirujanos del corazón ya nos lo decían; la mayoría de los infartos son debidos al azúcar; no al colesterol. Muchas operaciones a corazón abierto han demostrado que no es la acumulación de grasas, sino de azúcar en sangre la que bloquea el corazón y las arterias.
El azúcar refinado no aporta nutriente alguno; tan sólo calorías vacías, y químicos derivados del proceso de refinado. La glucosa que necesitamos podemos obtenerla gracias a los cereales, frutas, legumbres, hortalizas, pastas y vegetales que sí aportan nutrientes como minerales, vitaminas, enzimas y proteínas. El azúcar blanco pierde todas sus vitaminas y minerales en el proceso de refinado y solo aporta, como hemos dicho, calorías vacías. Se encuentra también en productos salados como mayonesas, caldo de pollo, pepinillos en vinagre, tomate frito, salsas y aderezos, pan, pizza, embutidos o snacks salados, y en bebidas gaseosas, zumos envasados y agua de sabores, cereales del desayuno o potitos para bebés. Sin duda, conviene sustituir todo eso por alimentos que aporten fructosa y glucosa como fruta entera, nueces, legumbres, zanahorias, calabaza o manzanas, por poner algunos ejemplos.
Podemos clasificar los alimentos teniendo en cuenta el índice glucémico, dato que nos permite saber con qué velocidad se libera en sangre el azúcar de un alimento. Son de liberación lenta las frutas -excepto aguacate, coco, chirimoya, dátiles, higos y plátanos-, verduras –excepto zanahoria y remolacha hervidas-, cereales y harinas integrales o las legumbres. En cambio, son de asimilación rápida el azúcar, el arroz blanco, los cereales refinados, las harinas refinadas, frutas pasas, helados, mermeladas, pan blanco, pastas, pizzas, patatas y todos los snacks.
Entre los problemas derivados de la excesiva ingesta de azúcar refinado, destacamos los siguientes:
– Desmineralización del organismo. Altera el equilibrio de minerales en nuestro organismo repercutiendo en la asimilación de cromo, cobre, calcio y magnesio.
– Déficit de vitaminas del grupo B, sobre todo B1, B2 y B3.
– Menor densidad ósea, especialmente en niños en etapa de crecimiento
– Sobrepeso y obesidad; especialmente provocará aumento de la peligrosa grasa abdominal. Un exceso en el consumo de azúcar hará que el cuerpo se ocupe de eliminarlo, transformándolo en glucógeno, combustible que si no se utiliza inmediatamente se almacena en el hígado y en los músculos, tejidos y órganos, y en grasas de reserva. Esto se agrava si mezclamos glúcidos de liberación rápida con alimentos ricos en grasas, que producirá un rápido y elevado aumento de azúcar en sangre o hiperglicemia.
– Diabetes y problemas cardiovasculares, hipertensión arterial, e incluso cáncer.
– Daños al cerebro, especialmente perjudica nuestras funciones de memoria y aprendizaje y nuestra capacidad de concentración
– Aumento del nivel de insulina en sangre y de hormonas corticoadrenales
– Desequilibrio en la secreción de hormonas reguladoras del hambre, aumentando la grelina, que provocará más ganas de comer, y reduciendo la leptina, hormona que se encarga de regular el apetito y de advertir al cerebro de que ya estamos saciados.
– Reducción de la producción de la hormona de crecimiento y aumento de radicales libres, con lo cual se acelera el proceso de envejecimiento.
– Daños a la vista, produciendo sobre todo visión borrosa
– Acidificación general de nuestro organismo.
– Debilidad en nuestro sistema inmunológico; baja nuestras defensas
– Emociones incontroladas, miedos, pesimismo, malhumor, irritabilidad, nerviosismo, ansiedad, introversión, hiperactividad, fatiga y sueño
– Es hipercalórico y aporta cero nutrientes.
– Provoca caries.
– Es adictivo; tanto como la cocaína.
Además de edulcorantes artificiales, que pueden resultar dañinos en dosis altas -unas 10 dosis diarias-, podemos utilizar sustitutivos del azúcar como miel, jalea real, melazas, azúcar moreno, azúcar integral, fructosa, galactosa, mermeladas, sirope, miel de cereales o dátiles, sabiendo que todos ellos son alimentos de liberación rápida; o azúcar de coco, azúcar de abedul, zumo de manzana, canela, que reducirá antojos de comer algo dulce, o stevia que regula el azúcar en sangre, reduce la presión arterial, equilibra el sistema digestivo, calma la ansiedad, reduce grasa y baja los niveles de colesterol y triglicéridos.
También conviene que miremos la lista de ingredientes de los alimentos envasados que encontramos en el súper –aunque tardemos mucho más en hacer la compra; para no alargarnos mucho, conviene que dediquemos unos minutos a leer el etiquetado para comprobar que no contengan azúcares añadidos sobre todo el más utilizado, el jarabe de maíz de alta fructosa, altamente adictivo, que puede producir hígado graso, diabetes tipo 2, obesidad y enfermedades cardiovasculares. Recordamos que el ingrediente que aparece en primer lugar de la lista es el principal ingrediente. Por ejemplo, en muchos envases de cereales del desayuno de los niños, el primer ingrediente de la lista es el azúcar. Y si, por ejemplo, queremos darles avena, ¿por qué tenemos que darles más azúcar que avena?
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* Mónica Domingo es diplomada en Naturopatía,
Nutrición y Dietética, y Terapias Manuales.
Más información en: Arriluze Terapias Naturales
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