Yin Yoga en torno a la meditación (y más)
Cada cierto tiempo ‘se inventa’ un nuevo estilo. A quienes huyen de las modas, les diremos que se acerquen al Yin Yoga porque verdaderamente es un regalo
“Mi vida ha estado llena de terribles desgracias, la mayoría de las cuales nunca sucedieron.”. Michel de Montaigne
Experiencias
Lo primero que hicimos al venir al mundo fue tomar una inspiración; y a partir de ahí nuestra vida es una sucesión de inspiraciones y espiraciones; generalmente automáticas, involuntarias e inconscientes. Y menos mal que son automáticas, involuntarias e inconscientes, porque si tuviéramos que acordarnos de respirar, seguro que a más de uno se nos olvidaba hacerlo.
Respirar es nuestra función fisiológica más importante y esencial; supone aportar prana o aliento vital, aire, alimento, energía y vida a cada una de nuestras células. Y respirar conscientemente es una herramienta siempre disponible tanto para revitalizarnos y elevar nuestra energía como para calmar emociones y estrés. Basta recordar ese consejo de “contar hasta diez” cuando estamos enfadados. Compruébalo: inhala, exhala y cuenta uno; inhala, exhala y cuenta dos; notarás en seguida cómo se calma tu respiración, tu mente y tus emociones, al unísono.
Como dicen muchos maestros, dime cómo respiras y te diré cómo eres y, por tanto, cómo es tu vida. Una respiración agitada nos llevará a una vida agitada, y una vida agitada hará que nuestra respiración sea más agitada aún. En cambio, una respiración tranquila, consciente, lenta y profunda nos lleva a una vida igual de tranquila y consciente. Y más saludable y mas larga también.
Quizá muchos deberíamos re-aprender a respirar lenta, tranquila y profundamente, y desde el abdomen, como cuando éramos bebés, que sabíamos hacerlo de manera innata. En esta vida tan estresada que llevamos, muchos respiramos sólo con la parte alta de nuestros pulmones, sin dejar que el aire llegue hasta el abdomen, y sin dejar por tanto que el oxígeno llegue a cada célula, a cada músculo, a cada órgano.
Si practicamos diariamente la respiración completa, también llamada yóguica, de forma consciente, lenta, rítmica y fluida, llenando el abdomen y los pulmones, reducimos estrés y ansiedad, y calmamos mente y emociones.
La respiración completa nos aporta, entre otros, estos 6 beneficios:
1.- Con el movimiento del diafragma, con cada inspiración y espiración, masajeamos suavemente los órganos abdominales, mejorando su funcionamiento y previniendo y combatiendo trastornos gastrointestinales por causas nerviosas como ansiedad o estrés.
2.- Favorece la concentración y la atención mental; aporta claridad y lucidez.
3.- Facilita la relajación profunda y el control mental y emocional. Predispone al descanso y es un excelente sedante natural.
4.- Previene y combate trastornos del corazón y de la circulación sanguínea, reduciendo la tensión arterial y estabilizando la acción cardiaca.
5.- Llena por completo los pulmones y oxigena y purifica la sangre y las células, tonificando y rejuveneciendo el organismo.
6.- Estimula el sistema inmunológico aumentando las defensas.
La respiración consciente y completa se inicia con la respiración abdominal. Permitimos que el aire llegue hasta el abdomen y observamos cómo se dilata. A continuación, sentimos cómo se expande el tórax y, finalmente, la zona clavicular y los hombros. Al espirar, el aire se expulsa lentamente, comenzando por vaciar la zona clavicular, después el tórax y por último el abdomen, es decir, en orden inverso a la inspiración. Anímate a practicarlo, antes de levantarte de la cama y al acostarte, a ser posible con la ventana abierta, dejando que tanto tu casa como tú respireis un aire nuevo con cada inhalación. Esta sencilla forma de respirar es una de las mejores herramientas anti-estrés. Y la tienes siempre a mano.
Además de la respiración completa, existen diferentes pranayamas, o técnicas yóguicas de control de la respiración, que contribuyen a elevar nuestra energía y activar nuestro organismo -por ejemplo, simplemente respirando por la fosa nasal derecha-, limpiarlo de toxinas con respiraciones de fuego o kapalabhati, que te aportarán calor y energía, o relajarlo y desestresarlo, respirando por la fosa izquierda, ideal para conciliar el sueño. Para lograr este objetivo, también puedes contar 4 al inspirar, retener 7 segundos y exhalar en 8.
La mayoría de los pranayamas trabajan con tres fases de la respiración: inhalación, retención del aire y exhalación; a veces también con una cuarta fase de retención en vacío. Generalmente, la exhalación es más lenta y dura el doble que la inhalación. La retención y la exhalación lenta favorecen la función cardíaca y la cerebral, y permiten un mejor control de la actividad mental, de nuestros pensamientos, preocupaciones o divagaciones.
Compruébalo practicando los pranayamas 1 y 2, y cuando necesites un aporte extra de energía, el 3.
1.- Pranayama para una mente tranquila: inhala el aire, exhala y retén en vacío unos segundos, sin forzar. Observarás cómo se ralentiza, e incluso cesa, tu actividad mental.
2.- Pranayama para equilibrar ambos hemisferios: con la espalda recta y la cabeza erguida, tapa tu fosa nasal derecha; inhala por la fosa izquierda, tapa ambas fosas y mantén la respiración unos segundos. Exhala lentamente por la fosa derecha. Inhala por la derecha, retén y exhala por la izquierda. Inhala por la izquierda, retén y exhala por la derecha. Parece difícil, pero en este vídeo nos lo explican muy bien.
3.- Pranayama para llenarte de energía: utiliza la fosa nasal derecha para la inhalación y la izquierda para la exhalación. Cierra la fosa nasal izquierda e inhala profundamente por la fosa nasal derecha. Cierra la fosa derecha y exhala por la izquierda, y repite durante unos mminutos. Así estarás inspirando por el canal solar, que hará que te sientas vital y con energía; ideal para practicar por la mañana o en momentos de bajón de energía, o de frío porque notarás que tu cuerpo entra en calor.
Puedes apuntarte a cursos o talleres, para luego practicar a diario, en casa, en pausas de trabajo, esperando al autobús o realizando cualquier tarea. O puedes empezar poniendo toda tu atención en tu respiración; sintiendo cómo llenas tu cuerpo -y tu vida- de energía y de paz al inspirar, y cómo te vacías al espirar, expulsando el aire y eliminando tensiones, toxinas y preocupaciones. Y recuerda que si tu respiración es consciente, tú eres consciente y tu vida es consciente.
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