Yin Yoga en torno a la meditación (y más)
Cada cierto tiempo ‘se inventa’ un nuevo estilo. A quienes huyen de las modas, les diremos que se acerquen al Yin Yoga porque verdaderamente es un regalo
“Mi vida ha estado llena de terribles desgracias, la mayoría de las cuales nunca sucedieron.”. Michel de Montaigne
Experiencias
En las escuelas de Platón y Aristóteles la música era considerada un arte fundamental para formar el carácter del alma; ambos hablaban del carácter divino de la música, y de su capacidad de producir placer, calmar emociones y cambiar estados de ánimo. La música calma el sistema nervioso simpático, relaja la musculatura, reduce la ansiedad y el ritmo cardiorespiratorio y combate el insomnio. Kant consideraba que la música es más goce que cultura. Nos apasiona y nos motiva; alivia depresiones y eleva el espíritu.
Pero no cualquier música. La música “grunge”, por ejemplo, aunque te guste, te ocasionará tensiones musculares además de tristeza. Cuando la música de fondo es ruido, segregamos más cortisol, sube la tensión arterial y aumenta el estrés y sus consecuencias. Por tanto, conviene elegir la música que, además de gustarnos, nos haga sentir bien.
Desde que nacemos, o incluso desde antes de nacer, nuestra vida está llena de música. Podríamos confeccionar la banda sonora de nuestras vidas, desde el efecto Mozart durante la gestación, las nanas y canciones de cuna, los juegos y cantos en la infancia, las clases de solfeo y flauta en el colegio, los Cuarenta Principales de nuestra adolescencia, hasta hoy. La música nos ha acompañado siempre, tanto en momentos inolvidables de nuestras vidas como en los rutinarios. Te sugerimos que confecciones tu propia playlist para cada día, porque hay muchas razones por las que conviene que la música esté presente en nuestra cotidianeidad:
Porque tonifica y estimula:
Prueba a ducharte con tambores japoneses o con la marcha Radetzky de Johann Strauss, para empezar bien cada día del año; o desayuna con Pavarotti cantando el Nessun Dorma de Puccini, o decántate por Tina Turner y sal de casa los lunes por la mañana con ella cantándote “You’re simply the Best” y tendrás tu dosis de autoestima para todo el día. Comprueba qué efectos produce en ti Carmen de Bizet, Carmina Burana, los coros de Nabucco o la marcha triunfal de Aida, por ejemplo.
Porque relaja:
Y si Verdi tonifica y estimula, Bach relaja. La música barroca es considerada la más relajante, destacando Bach como el compositor para la relajación. Puedes comprobarlo sintiendo el efecto sedante de las Variaciones Goldberg BWV 988 que Bach compuso por encargo de un conde ruso que sufría de insomnio, o puedes descansar dejándote llevar por su Magnificat. Si quieres olvidarte de tensiones corporales y mentales, el mítico Bolero, ya no sólo de Ravel, sino de todos, porque desde hace unos días es de dominio público; y el reggae y el jazz, que se escuchan con las caderas y con los pies en lugar de con la cabeza, y por tanto alivian tensión mental.
Porque es terapéutica:
La música se utiliza cada vez más como terapia complementaria para tratar desórdenes físicos y mentales en todas las edades, desde niños –que pueden aliviar su ansiedad o su hiperactividad aprendiendo a tocar un instrumento- hasta ancianos. La música alivia dolores físicos y depresión; nos anima, incrementa nuestra autoestima, mejora nuestras relaciones personales y también nuestra memoria. En pacientes con Alzheimer -que suelen recordar las letras de las canciones aprendidas en su infancia o juventud-, la musicoterapia mejora su humor y sus funciones cognitivas, como pudimos ver en el documental “Alive Inside: Una historia de Música y Memoria”.
Porque aumenta tu Coeficiente Intelectual:
Unas músicas nos hacen más inteligentes y otras, más tontos. Beethoven, U2, Coldplay y el rock en general, hacen que aumente nuestra inteligencia; todo lo contrario a lo que hace el reggaeton. Ya lo decía Aristóteles: “Unos ritmos tienen un carácter más reposado, otros más movidos; y entre estos últimos, unos inducen emociones más vulgares y otros, otras emociones más propias de un hombre libre”.
Porque equilibra nuestros hemisferios cerebrales:
Nos referimos a la música binaural, que equilibra ambos hemisferios: el derecho –relacionado con el arte y la creatividad, la sensibilidad y la espontaneidad, la fantasía y la imaginación- y el izquierdo, el del pensamiento racional, lógico y analítico. Cuanto más equilibrados estén, más fácilmente alcanzarás tus sueños y tus objetivos ya que tu poder creativo trabajará coordinado con tu poder racional, y viceversa.
Porque aumenta tu resistencia física hasta un 15%:
En los gimnasios cada vez es más habitual escuchar a Beyoncé o a Rihanna; si sales a correr, el ritmo de tu carrera será más estable si en tu dispositivo suena rythm & blues; para levantar pesas, escucha las bandas sonoras de Piratas del Caribe o Rocky, y para kickboxing, Eye of the Tiger de Survivor. O quizá prefieras I will survive de Gloria Gaynor, o Resistiré del Dúo Dinámico.
Porque hace más divertidas las tareas del hogar, y ayuda a quemar más calorías:
A ritmo de funky o con el pop de los 80, con Alaska y su Bailando o Donna Summer y su Hot stuff las tareas domésticas no sólo serán más llevaderas, sino también más divertidas. Y acuérdate de Freddy Mercury, aspiradora en mano, en su famoso video de I want to break free.
Porque “marida” bien con la comida:
Charles Spence, psicólogo de la Universidad de Oxford, sabe que los estímulos que recibimos a través de nuestros sentidos pueden alterar nuestra percepción de los alimentos, y ha llegado a la conclusión de que el jazz es la música ideal para acompañar tanto platos de sushi como platos Thai; y que el maridaje perfecto para la pasta es, lógicamente, la música clásica italiana, y propone combinar tallarines con Las Cuatro Estaciones de Vivaldi; y para comida china, recomienda el pop, aunque según Spence, Justin Bieber arruinaría incluso el manjar mas preciado. Sobre la comida típica española Spence no dice nada, así que improvisemos un maridaje musical para nuestra paella y nuestra tortilla, porque, como dijo George Gershwin: “La vida es como el jazz; es mejor cuando improvisas”.