Después de la tormenta, aguardando la salvación
“La Franciade” de Philippe Goislard es una obra escrita en francés guiada por la religión y el patriotismo.
“Mi vida ha estado llena de terribles desgracias, la mayoría de las cuales nunca sucedieron.”. Michel de Montaigne
Hallazgos
A cuarenta y cinco kilómetros de la capital del Sena y a media hora del aeropuerto de Orly, adonde llegan la mayoría de los vuelos procedentes de España, el Château de Bourron es una propiedad privada que ha sido clasificada como monumento histórico de Francia. Se ubica en un parque que ocupa cuarenta hectáreas, a solo siete kilómetros de la selva de Fontainebleau (veinticinco mil hectáreas), localidad en la que se halla uno de los castillos más imponentes del país vecino y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
“Hace poco realicé una visita a un grupo de Santander, que me permitió practicar mi español”, me cuenta en el amplio salón de la residencia el conde Guy de Cordon, mi anfitrión, quien se ocupa del castillo junto a su mujer Estrella, que heredara la propiedad. Padres de tres hijos y dedicados por entero a su familia y al château, a acoger a cada uno de sus huéspedes con el más grande de los lujos, el tiempo, proponen 8 habitaciones espaciosas y decoradas cada una de ellas de manera única, con tejidos, entre otras casas, de Pierre Frey. Anotar que en 1725 sus paredes acogieron como huésped al rey Luis XV.
El silencio es la gran bendición que percibimos, aparte del espacio y la belleza de la frondosidad del bosque. Además de descansar y pasear o recorrer la extensión en bicicleta, recorrido en el que nos topamos con bellas esculturas, como las de San José y de la diosa Ceres, es posible jugar al tenis o al ping-pong, así como recibir un masaje (bajo reserva) y, por supuesto, disfrutar de la gastronomía de su restaurante, ubicado en una de las dependencias exteriores del castillo.
“Nos encantaría acoger a más españoles, amantes de la buena vida, de un país donde por fortuna siguen teniendo reyes”, me confiesa De Cordon. En realidad, el suyo sería el castillo de la región parisina donde poder dormir más cercano a Madrid en avión. A alrededor de dos horas y media desde que embarcamos en Barajas hasta que ponemos los pies en la gran entrada de Bourron, siempre que no haya retrasos aéreos ni problemas de circulación. Además, se puede privatizar por completo, para eventos de empresa y hasta enlaces.
Abierto todo el año, con la posibilidad de alquilar el automóvil eléctrico que proponen, para hacer una escapada a Fontainebleau o París, no se olviden de degustar el desayuno, con amplia variedad de productos locales, y sobre todo de compartir un buen rato con Guy y Estrella, porque nadie mejor que ellos para ayudarnos a sumergirnos en la historia de este lugar, una de esas joyas escondidas que, cuando una la descubre, queda realmente impresionado. En el buen sentido, por supuesto.