El hotel de Estrasburgo que no solo aman los parlamentarios
El Sofitel Grande Île, enclavado en el centro de la ciudad gala, fue el primero que la cadena de lujo abriera en el mundo.
“Mi vida ha estado llena de terribles desgracias, la mayoría de las cuales nunca sucedieron.”. Michel de Montaigne
Hoteles
Para entender el origen del Hotel Montebelo, hay que remontarse 195 años y a esa región, para atisbar el atrevimiento, la visión y modernidad de José Ferreira Pinto Bastos al comprar la finca y crear la fábrica Vista Alegre.
Nos encontramos físicamente en los terrenos de la ría de Aveiro, en el pueblo Ílhavo, donde en la época, no es que no hubiera industria, sino que no había ni estado social, las mujeres se dedicaban al cultivo de huertas y a la agricultura en general y los hombres viajaban a Terranova a la pesca del bacalao, en barquitos y en condiciones infrahumanas.
El armador y empresario de Oporto José Ferreira Pinto Bastos, decidió comprar una finca, con capilla, casa, fuente y leña y abrió una fábrica que se inició con cristal y vidrio y dio el paso de la escasa cerámica local a la porcelana, con serias dificultades para conseguir calidad y competir con lo que procedía de la Compañía de las Indias de China y que importaban de allende los mares, la familia Real, la aristocracia y clase alta portuguesa.
Viajes a Francia, concretamente a Sèvres, le proporcionaron la clave para la fabricación de la mejor porcelana, resistente, delicada y casi translúcida, capaz de competir con cualquier otra de la más excelente calidad. Así pues, el caolín fue protagonista de una casualidad que casi no parece verosímil, pues cerca de Aveiro había una cantera de caolín, lo que facilitó su incorporación a la producción y una mejora inmediata.
El complejo fabril Vista Alegre, que nunca ha dejado de funcionar, acaba de ser renovado y restaurado con Fondos Europeos de desarrollo regional. Como en sus principios, se mantienen, las casas para los obreros, guardería infantil, teatro, jardines, casa principal anexa a la Capilla barroca, comedores, enfermería, colegio, bomberos. Hoy en día la casa principal de los antiguos propietarios forma parte del nuevo edificio del hotel Montebelo, que con 75 habitaciones se integra perfectamente en el Complejo y recrea el tema de la producción de la fábrica con sabiduría y delicadeza extremas.
En el edificio principal de la antigua fábrica está el Museo recientemente reinaugurado, al que se accede por los hornos antiguos, didácticamente conservados. El Museo cuenta con piezas que recorren los 195 años de producción, con piezas de cristal de los inicios, y porcelanas preliminares hasta las vajillas producidas para Casas Reales, Ministerios de Asuntos Exteriores que destinan a embajadas, el de España entre otros, instituciones, clubes, hoteles además de otros productos de reciente factura firmados por artistas reconocidos internacionalmente. La visita al Museo finaliza con una visita a la sala en la que se pintan a mano muchas piezas con extrema precisión.
Tras una época de estancamiento en el diseño y la última crisis que asoló Portugal, el Grupo Visa Beira compró Vista Alegre, el cristal de Atlantis y la cerámica naturalista de Bordalo Pinheiro.
Se contrató a diseñadores internacionales actuales para introducir diseños nuevos en la porcelana, como Christian Lacroix, Jaime Hayon, Ross Lovegross y se dotó a la empresa de las nuevas tecnologías más punteras en la nueva fábrica construida detrás de la vieja. Es la única porcelana de esta calidad que se realiza desde el principio hasta el final en Europa. Y esta iniciativa les ha permitido ganar 65 premios internacionales de diseño y estar presentes en otros países y en otros círculos del ámbito del nuevo lujo.
Además, en el mismo Complejo al salir del Museo desembocas en una tienda Premium de Vista Alegre, otra con restos de serie sin defecto, la de Bordalo Pinheiro, y la sección de porcelana para hostelería.
El hotel merece mención especial ya que ha sido realizado siguiendo un hilo conductor de los temas de la fabricación de la porcelana. Las habitaciones dan a la ría, el agua es un elemento imprescindible, así como la leña y el caolín, tonos conductores de la decoración del edificio. El tono caolín, un beige cáscara de huevo mate combina con los verdes agua, celadón, pavo real y otros de gamas empolvadas. La decoración de la planta baja se realiza con unas instalaciones hechas con los moldes de la porcelana. En esa planta se encuentran el restaurante, la piscina interior, la exterior y el spa con gimnasio. En el primer piso el hilo conductor es la porcelana blanca, incluyendo el biscuit que cuando recibe luz se hace translúcido y en el segundo piso la porcelana pintada.
El restaurante tiene una carta de platos preparados con ingredientes locales de primera calidad y de temporada, elaborados de forma saludable, principalmente pescados y verduras. El desayuno, en el que todo es un primor de presentación en porcelana blanca, geométricamente dispuesto incluye todo tipo de frutas, semillas, cereales, mini pasteles de natas, y resulta un despliegue de productos portugueses frescos y recién horneados de primera calidad.
En Montebelo se respiran los colores claros, la decoración resulta contenida, con excelentes materias primas, buenas maderas en muebles estilo años 50, tapicerías lisas, de linos, algodones y terciopelos dando sensación de levedad con la luz, el agua, la leña y el caolín por todas partes. Lujos discretos y detalles propios de un 5 estrellas actual que alía historia, desarrollo regional y apuesta por la modernidad dentro de la tradición.
Por todo ello, recomendamos, tanto el Complejo fabril como el Hotel para los amantes del lujo discreto y de las artes de la mesa en clave siglo XXI.