Después de la tormenta, aguardando la salvación
“La Franciade” de Philippe Goislard es una obra escrita en francés guiada por la religión y el patriotismo.
“Mi vida ha estado llena de terribles desgracias, la mayoría de las cuales nunca sucedieron.”. Michel de Montaigne
L de Libros
Con motivo del centenario del nacimiento de Iris Murdoch, Lumen reimprime la novela más importante de la autora en un volumen de más de setecientas páginas.
A simple vista, la obesidad del libro resulta desalentadora. Pero estamos hablando de Iris Murdoch, con lo que no podremos dejar de leerlo, y rapidito, hasta el final. En menos de lo que se tarda en broncearse, habremos devorado esta enganchante novela.
Charles Arrowby es un dramaturgo famoso que, cumplidos los 60, decide retirarse a una casa destartalada, sin electricidad, sobre una costa rocosa y con el vecino más cercano a 2,5 km. Su idea es apartarse del mundanal ruido para escribir un diario filosófico trufado de memorias, y aquí tenemos a un hombre que trata de recordar su pasado mientras a su alrededor ocurren cosas extraordinarias.
La novela de Murdoch tiene un punto Shakespeare, no solo por el amor que el protagonista profesa quien llama su dios ni porque comparten lugar de nacimiento, Strafford-upon-Avon, sino también porque aquí, como en una obra shakespeariana, ocurren sucesos mágicos, aguas de fondo, dramas, pasiones y comedias.
Arrowby es un egocéntrico de libro, nunca mejor dicho, y este tipo de personas no han nacido para vivir en soledad, por más que él se empeñe en decir todo el tiempo lo contrario. Se confiesa alegre de estar solo, aunque nunca lo está. Si no encuentra a nadie a mano, se lo inventa y si lo tiene, lo maltrata.
Su visión sobre las mujeres que le han amado y le aman locamente (en sentido literal), las que le olvidaron y las que le detestan, las que él desprecia y a las que quiere de forma enfermiza no debe juzgarse con el rasero de lo políticamente correcto. Los celos del protagonista están «siempre presentes como una mota en el ojo» y comparte la idea de que «todo matrimonio que perdura se basa en el miedo». El lector puede sonreír con este maremágnum al recordar que Iris Murdoch vivió más de 40 años con el mismo marido, hasta que el alzhéimer los separó.
No hay que juzgar el arte con ojos de hoy, sino dejarse llevar por esta narración a veces en calma y a veces embravecida. Como el mar. Junto a los acontecimientos que sorprenden, se disfruta su gráfica descripción: «Con la marea alta, daba la impresión de que rebosara, como si estuviese contenido en un tazón», «El agua parecía esmaltada de azul muy claro», «El horrendo mar», «Absolutamente terso, vidrioso, satinado, aceitoso», «Una gelatina líquida», «De glicerina»… O nuevamente el recuerdo de Shakespeare parafraseando El rey Lear: «¿Oyes el mar?».
Charles Arrowby se rodea de personajes que parecen poco cuerdos, aunque el más chiflado resulte ser él. Un protagonista enamorado del amor y de sí mismo, obsesivo a más no poder, que, con el paso del tiempo y de las páginas, es capaz de resignarse a que «anoche, en un concurso de la BBC, hubo alguien que no sabía quién era yo».
El mar, el mar publicado por la editorial Lumen, traducido por Marta Guastavino, viene precedido por un prólogo que, como todos, es preferible leer al final y en el que Álvaro Pombo dice de la brillante Iris Murdoch: «It makes compulsive reading». Pues eso.
Título: El mar, el mar
Autora: Iris Murdoch
Editorial: Lumen
Reimpresión: 2019
Formato: tapa blanda con solapas
Páginas: 732
PVP: 23,90 €