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Tecno&Motor

Renault Espace 1.6 dCi Twin Turbo 160 EDC 7 plazas Initiale ParisProbamos el Renault Espace: la calidad está en el espacio

Desgranamos todos los secretos del nuevo Renault Espace, la apuesta de la firma gala por el espacio... con un toque de campo y, sobre todo, calidad.

Con la última generación del Espace, Renault propone un monovolumen que se escapa de lo convencional. Pese a su estética campera, el principal punto característico de este modelo sigue siendo el espacio. Para ello, presenta un habitáculo amplio y con lo último en tecnología, al tiempo que se cuelga el cartel de ser uno de los familiares más dinámicos de su categoría gracias al innovador sistema de cuatro ruedas directrices. Nosotros lo hemos probado  a fondo y aquí te contamos todos lo que esconde.

En los últimos años, el sector del automóvil se ha introducido en una vorágine reformista que ha descolocado a muchos de sus usuarios. Si comparamos el parque actual con el de hace dos décadas, no solo observamos cómo ha habido un aumento significativo de su tamaño -los urbanos actuales son casi igual de grandes que los compactos de finales de los 90-, sino que, actualmente, somos testigos de una mezcolanza de segmentos que, en muchas ocasiones resulta hasta arriesgada. En este sentido, vemos que existen berlinas de representación que entremezclan el lujo con una silueta deportivas, como el Audi A7 Sportback, todoterrenos que dejan de lado el campo para ofrecer un habitáculo propio de un monovolumen, como el Honda CR-V, e incluso soluciones inversas, con familiares que se atreven a dejar un poco de lado su gen más práctico para adentrarse en nuevas experiencias como la del todotorreno.

O eso es lo que, al menos, las mentes pensantes de Renault nos quisieron hacer creer cuando a mediados del pasado año presentaron en sociedad la nueva generación de su monovolumen más grande: el Espace.  En efecto, la cúpula francesa insistió por activa y por pasiva en el nuevo carácter ‘campero’ de la nueva generación de su monovolumen. Cierto es que al observar su silueta, uno se percata de que este Espace nada tiene que ver con su predecesor. Las líneas cuadradas, el morro bajo y las enormes superficies acristaladas han dejado paso a una carrocería más larga, ancha y baja a la que acompaña una altura libre al suelo mayor, de 160 mm para ser más exactos. Sin embargo, por mucho que se empeñen, el nuevo Espace tiene mucho de familiar y poco de todoterreno.

Remanso de paz

Un familiar que, además, ha ganado en calidad, sobre todo en el habitáculo. Prueba de ello es la nueva imagen de su consola central, que ahora está  presidida por una pantalla central de 8,7 pulgadas colocada en posición vertical. Así es, el fabricante galo se suma, al igual que Volvo con su XC 90, a la moda de las pantallas centrales verticales que eliminan todo rastro de botón analógico de la consola (salvo algún que otro resquicio de la climatización). En ella, el conductor podrá visualizar tanto el navegador como el ordenador de a bordo o el excepcional sistema multimedia R-Link 2 y los infinitos elementos disponibles que variarán dependiendo del nivel de acabado.

Pero además de tecnológico, no hay que olvidar que el Espace es un monovolumen, y de los grandes, por lo que una de sus principales características es el espacio. El modelo francés recibirá a sus pasajeros con cinco asientos individuales, todos con un mullido y una comodidad digna de las berlinas de representación, aunque por 1.200 euros más se puede equipar una tercera fila que es ideal para llevar a dos pasajeros de pequeña estatura. Sí, porque a diferencia de su predecesor, esta tercera fila de asientos es como la de cualquier otro monovolumen medio, es decir, pequeña. Atrás queda el tiempo en el que los dos últimos asientos del Espace eran igual de confortables que el resto… e incluso extraíbles.

Además, el equipar esta tercera fila restará capacidad al maletero y no solo a la hora de desplegarlos, sino también cuando están ocultos. Un Espace de cinco plazas dispone de 680 litros de maletero (30 más que su predecesor) pero al incluir este opcional, la capacidad se reduce hasta los 614 litros. Eso sí, con todas las plazas desplegadas, los 247 litros son más que suficientes para guardar tres maletas de mano y, en caso de que necesitemos cargar bultos largos, cada uno de los cinco asientos traseros se puede plegar cómoda y automáticamente a través de un comando situado en el maletero. Con todos ocultos el piso disponible permite la carga de objetos de hasta 1,70 metros de largo. La única pega que encontramos es la de ofrecer una boca de carga algo limitada con solo 81 cm de alto y 108 de largo.

Pequeñas minucias para un modelo en el que Renault tiene depositadas muchas expectativas y en la que ha querido dar un salto de calidad importante, sobre todo con el acabado Initiale París, con el que además de ofrecer un vehículo ‘equipado hasta los dientes’ aunque algo caro (con el dCi de 160 CV de esta prueba cuesta casi 46.000 euros), ofrece a sus propietarios ciertas ventajas como la de brindarles un coche de sustitución similar, el lavado exterior e interior del coche cuando se lleva al taller o el ser tratados en una zona específica dentro de la concesión.

Giran las cuatro

Un acabado que, además nos permitirá optar por un elemento que le hará ganar en exclusividad ya que únicamente está disponible de serie para dicho nivel. Estamos hablando del denominado 4Control, un sistema que no debe llevarte al engaño porque no es la manera que tiene Renault de referirse a una tracción 4×4 (si estás esperando un Espace 4×4… mejor que lo hagas sentado, puesto que a corto plazo no se le espera) sino que se trata de un sistema de dirección a las cuatro ruedas en el que las dos traseras son capaces de moverse tanto en el sentido de las delanteras como en el contrario.

Sí, has leído bien. Son poco más de 1,5 y 3,5 grados, respectivamente, pero gracias a ello, nuestro protagonista se convierte en un modelo único, pues ninguno de sus rivales más directos (como el Ford S-Max o el Seat Alhambra) lo monta. Tras probarlo en profundidad, lo cierto es que una vez circulas con él, ya no quieres subirte en otra unidad que no lo incluya. Su funcionamiento es muy básico: a menos de 60 km/h las ruedas traseras giran en el sentido contrario de las delanteras, mientras que al sobrepasar dicho límite, el giro se realiza en el mismo sentido. ¿El resultado? Una mejor maniobrabilidad a baja velocidad y una trazada más directa y rápida a ritmo alto.

En la práctica esto se traduce en un Espace mucho más manejable por recorridos urbanos, su radio de giro es de 11,1 metros, y más ágil en tramos serpenteantes. De hecho, durante los primeros metros, el conductor se quedará sorprendido de lo rápido que entra en la curva esta ‘mole’ de 4,86 metros de largo y 1.735 kg de peso, por lo que es recomendable ‘entrenar’ y cogerle el tacto antes de ir un poco más rápido con él. Una vez aumentemos la velocidad y las ruedas traseras se pongan a girar en el mismo sentido que las delanteras, la diferencia con cualquier otro modelo de la competencia, e incluso de otros segmentos, es abismal. La agilidad en el paso por curva es excepcional y en poco tiempo uno tiene la sensación de estar conduciendo un vehículo más pequeño.

Si con esta breve descripción de su funcionamiento te hemos convencido de su adquisición, espera, porque como te hemos comentado anteriormente, dicho sistema sólo está disponible de serie en el acabado más alto de la gama, el Initiale París, y que para acceder a él de forma opcional, previo pago de los 2.200 euros, solo podrás hacerlo en el acabado Zen siempre y cuando esté asociado a los motores más altos de la gama, es decir, el gasolina TCe de 200 CV y el diésel dCi de 160 CV, protagonista de nuestra unidad. Por lo tanto, aquellos que se decanten por el dCi de 130 CV, ya sea con el acabado Life (el más básico) o con el propio Zen, se quedarán con la miel en los labios. Como también lo harán de la suspensión regulable y de las llantas de 19 pulgadas, elementos que se unen al 4Control y que hacen que su precio sea mucho más atractivo.

Maridaje perfecto

Una terna que se combina a la perfección con el motor de nuestra unidad, el comentado diésel de 160 CV que consigue dicha cifra de potencia gracias a los dos turbocompresores que se incluyen en el bloque de 1.6 litros. Gracias a ello, el Espace ofrece un empuje contundente desde un régimen de revoluciones cercano a las 1.500 vueltas, moviendo con solvencia los ya mencionados 1.735 kilos. Un peso que merece la pena mencionar al ser 250 kg más ligero que el anterior Espace y más liviano que el de sus rivales directos gracias, sobre todo, al uso del aluminio en la fabricación de las puertas y a la implementación de un capó y un portón de fibra de plástico.

Gracias a ello, este Espace dCi 160 CV acelera de 0 a 100 km/h en 9,9 segundos, alcanzando una velocidad máxima de 202 km/h. Pero además, registra un consumo medio de combustible, real, de 6,9 l/100 km. La única pega es que únicamente puede asociarse a la caja de cambios automática de doble embrague EDC, de seis relaciones. Una transmisión que, si bien hará las delicias de los conductores más vagos, se muestra algo lenta, perezosa y brusca. El no ofrecer ni siquiera la posibilidad de equipar unas levas tras el volante también es un punto desfavorable.

Elige el modo que más te convenga

El empleo de esta transmisión empaña, como decimos, no solo el excelente trabajo realizado por el sistema 4Control sino también por el de la puesta a punto del chasis. Sí, porque gracias al sistema Multi-Sense que estrena esta Espace, el monovolumen galo es capaz de variar su comportamiento dependiendo del modo que hayamos seleccionado. Cuenta con cinco opciones: Comfort, ECO, Neutral, Sport y Perso, que pueden ser elegidas a través de un comando situado en el túnel central variando la respuesta del acelerador, la dureza de la suspensión, la asistencia de la dirección, la calibración del sistema 4Control y el régimen al que se producen los cambios en la caja automática. Con las dos primeras, el Espace pierde ese grado de agilidad principalmente en carreteras secundarias al contar con más inercias de las previstas y ofrecer un balanceo excesivo de la carrocería. De todos ellos, el Sport se muestra como el más equilibrado ya que parece sujetar de manera más firme al vehículo, al tiempo que pinta el habitáculo de un llamativo color rojo.

Efectivamente, según el modo seleccionado, el color de la iluminación ambiental del habitáculo varía entre azul, verde, amarillo, rojo o morado, respectivamente, al tiempo que también cambia el sonido, artificial, del motor y la apariencia del cuadro de instrumentos. Y es que Renault ha querido aumentar el grado de personalización de sus nuevos productos para que el conductor  no se aburra de ellos antes de tiempo… Algo que no ocurrirá en este Espace sobre todo si tenemos en cuenta la gran labor que han desempeñado los diseñadores por ofrecer un habitáculo moderno a la par que vistoso.

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