Las hamburguesas de ‘Le Camion qui fume’
Un camión conduce a los parisinos a una nueva forma de ver la comida rápida. Un placer sobre ruedas.
“Mi vida ha estado llena de terribles desgracias, la mayoría de las cuales nunca sucedieron.”. Michel de Montaigne
Paris, Rive Gauche
Es uno de los restaurantes más solicitados de todo París. Con su estilo vanguardista, Georges se alza como nuevo lugar emblemático de la ciudad, haciendo sombra a otras cocinas míticas, como la del Maxim’s, que tantos años ha reinado en el panorama culinario francés. Si vienes a la ciudad de las luces no olvides hacer una parada en este lugar.
Situado en la planta superior del Centro Pompidou de arte contemporáneo, Georges es uno de los restaurantes más solicitados de París. Sus vistas se han convertido en una atracción turística para los visitantes del museo, que aprovechan para dibujar el mapa de la ciudad desde el cielo. Haciendo honor al estilo contemporáneo del Pompidou, su cocina vanguardista mezcla la tradición francesa con las nuevas corrientes culinarias llegadas desde oriente, llamando la atención tanto de los parisinos como de los extranjeros.
El lugar en sí ya merece la pena: su arquitectura moderna no tiene nada que envidiar a las obras de arte situadas dentro del propio museo. El espacio es diáfano, pintado de blanco impoluto, y en su interior se sitúa una gran estructura metálica a modo de instalación artística que invita a descifrar su abstracción. La altura de los techos y la discreción de los comensales nos hacen olvidar que estamos en uno de los puntos más visitados de la ciudad, aislando a los asistentes del ruido y el jaleo del centro de París sin alejarles de la energía de la capital.
¿Qué pedir?
Imitando la mezcla cultural y la variedad de la gente que vive en París, la cocina de Georges ofrece un estilo que mezcla oriente con occidente. El menú está adaptado a todos los gustos, y presenta tanto platos para los vegetarianos como algunos de los mejores filetes de París. Para los amantes del pescado se recomienda el salmón ahumado, en particular la variedad noruega que goza de fama en la ciudad, bañado con una salsa de limón muy ligera que ayuda a recuper el sabor del pescado. Conviene acompañarlo con el vino blanco de la casa, ligero y fresco, que no oculta el sabor original sino que lo complementa.
Si se prefiere carne, triunfa un plato llamado El tigre que llora. Se trata de un trozo de carne de vaca, bañado con una salsa de origen vietnamita algo dulzona pero también ligera, que realza el sabor de la carne. Conviene acompañarla con un burdeos. Aunque hay quien se mantiene reticente ante la idea de mezclar una salsa dulzona con un buen tinto, la mezcla no deja indiferente a nadie y suele tener bastante éxito.
En cuanto a los postres, la cheesecake es muy recomendable, pero resulta difícil comerla después de tomar un filete, pero en cambio complementa muy bien con el menú vegetariano o el pescado. Para aquellos que sienten que no pueden comer más después del plato principal, se recomienda el sorbete de frutos rojos, algo ácido pero perfecto para bajar la comida.
Solo una copa
Si no tienes ánimo para cenar o la cocina no te convence, Georges ofrece una pequeña terraza a sus clientes en la que tomar una copa tranquilamente. Si la carta de vinos es reconocida, los cocktails no tienen nada que envidiar. El vodkatonic parece ganar adeptos, aunque el champagne con un cubito de hielo se ha convertido en la última moda de París. Eso sí, si piensas tomar solo una copa, intenta acudir después de las nueve, para evitar a los turistas confundidos que visitan el museo y no paran de hacer fotos.