Leticia Pérez-Lafuente, de El Faro de Hopper
Es la creadora y directora de El faro de Hopper, un proyecto de visitas guiadas de arte muy especiales en Madrid para empresas y grupos de particulares
“Mi vida ha estado llena de terribles desgracias, la mayoría de las cuales nunca sucedieron.”. Michel de Montaigne
La Agenda Secreta
Tiene una gran sonrisa de modo que era algo natural que su apuesta, como dice, fuera «un intento por diversificar y dar un poco de alegría y de color al territorio la moda, ya que nos parecía hasta entonces más bien aburrida. Necesitábamos hacer algo diferente, sin complejos ni prejuicios, sin ataduras ni limitaciones».
Ella es una de las tres ‘patas’ de Papiroga. Las otras dos son Leire Urzaiz y Daniel Coma-Cros, a quienes conoció por casualidad. Ella ejerce como Art Director, y ha estudiado en la Central Saint Martins, co-diseñado para la Pasarela Cibeles Mercedes Fashion Week y dirigido el Departamento de Complementos en Amichi.
Museo y un pintor/escultor/fotógrafo/artista.
Como museo, la Galleria Borghese. Curiosamente, es el lugar del mundo en el que más gente ha sufrido el Síndrome de Stendhal. Como pintor, Mark Ryden. A veces no hace falta mirar muy lejos para encontrar lo que te remueve. Como escultor, Antonio Corradini. Durante mucho tiempo me tuvieron obsesionadas sus veladuras en mármol y traté de dibujarlas más veces de las que reconozco.
Película.
Canino, de Yorgos Lanthimos. Es una peli que cambió muchas cosas en mí, me encantó y, como todo lo bueno, me removió.
Libro.
Cayendo en lugares comunes (¡pero es que es maravilloso!) Rayuela, el primero de muchos libro que me regaló una persona a la que tengo mucho cariño.
Canción, un disco.
He de decir que soy completamente amusical. Sí, ¡eso existe! Mi mundo es más de colores que de sonidos. Si bien pueden gustarme o inspirarme algunas canciones, tan pronto terminan las olvido.
El plan perfecto.
Dormir, diseñar, ver series, pasear con mis perros… las cosas más sencillas y que tengo más a mano son las que más feliz me hacen.
En su frigorífico/despensa siempre hay.
¡LECHE! ¡Soy lactoadica! Me gusta comer de todo pero si me falta leche ¡muero! De hecho, en viajes en los que es difícil encontrar leche (India, por ejemplo) lo paso bastante mal.
El restaurante que no falla.
Los tupper de mi chico.
La bebida.
Café, café y más café, pero si es a media tarde una Mustache by papiroga fresquita.
Un cóctel (y con qué ingredientes).
Pues acabo de conocer las dotes ocultas de María, parte del equipo de Papiroga, que, como coctelera, ganó el ¡4º puesto a nivel nacional! Y su receta de fresas, vodka y leche condensada no puedo tener más ganas de probarla.
Una ciudad.
Tokyo. Por trabajo, tengo la oportunidad de revisitarla algunas veces al año y cada vez es distinta, cada vez mejor.
Un hotel.
El Salt Hotel, un hotel hecho entero de sal frente al salar de Uyuni, en Bolivia. Y a 500 kms de allí otro, del que no recuerdo ni encuentro el nombre, en pleno altiplano boliviano, sin luz ni agua caliente, pero con el firmamento tan cerca que parece que lo puedas tocar.
Un rincón (secreto) para desconectar.
Vivo lejos de la ciudad, de Madrid, y cada día me gusta salir a andar por las montañas. Hay un par de piedras que forman un pequeño acantilado desde las que se ve todo, que es donde voy a pensar y organizarme.
El viaje pendiente.
Cruzar Mongolia a caballo. ¡Espero que lo de pendiente sea por poco tiempo!
Un perfume.
Nenuco.
El cosmético de tratamiento.
Nunca me he hecho un tratamiento cosmético y lo sé, me pasará factura.
Una rutina de cuidados.
Dormir como si hibernara.
Un truco que nunca falla.
La raya del ojo, y si ni con ésas, pintalabios rojo.
¿Cómo define su estilo?
No presto demasiada atención a la ropa, dejo que los accesorios hagan los looks.
Última adquisición.
Unos calcetines transparentes muy divertidos con sandías bordadas.
Un complemento imprescindible.
Unos maxi pendientes.
La marca a la que es fiel.
No soy fiel a ninguna marca, tengo a todas siempre bajo el microscopio. Sólo soy fiel a aquellas en las que conozco quien hay detrás y me enamoran.
Último regalo recibido.
Unos muñequitos mejicanos que van dentro de una bolsita que hay que poner bajo la almohada para que se lleven las preocupaciones.
Último regalo que ha hecho.
Una flor de té japonesa que se abre al meterla en agua caliente.
¿Qué locura(s) se permite?
Me permito todas las locuras.
Un capricho reciente.
Hacer desayunos americanos más habitualmente de lo que debería.